Salubridad y ayuntamientos ante la pandemia: un desmadre

Los negocios de Colima y Villa de Álvarez han sufrido las consecuencias de una descoordinación de las autoridades que sólo han venido afectar el trabajo de muchas personas. Mientras a unos negocios, les llega la Secretaría de Salud implementando ciertas medidas, a otros les llega el ayuntamiento implementando otras. Mientras a unos negocios les notifican vía escrita las medidas sanitarias que deben implementar, a otros se los dicen de palabra. Mientras hay negocios en los que las autoridades supervisan constantemente, hay negocios en los que nunca se paran.

Ejemplo. ¿Cómo es posible que en el mismo municipio (Colima) haya negocios de comida que operan regularmente, mientras a otros, les piden el retiro y separación de mesas, pero a otros más, solo los dejan vender a domicilio? ¿Cómo es posible que negocios formales los hayan clasificado como no esenciales y no los dejen operar, y por otro lado, haya muchos negocios que no cuentan ni siquiera con licencia y sigan trabajando como si nada? ¿Por qué mientras Colima se muere de noche, la gran mayoría de los negocios de la Villa siguen funcionando como si nada? No es extraño ver en la Villa puestos de comida, retacados, sin ningún control sanitario. Acapararon la clientela de los que han cerrado en Colima.

He seguido muy de cerca lo que han realizado principalmente los ayuntamientos de Colima y Villa de Álvarez. En Colima, Locho Morán ha utilizado la crisis como el arranque de su campaña para la gubernatura, y bien lo vemos dando despensas, regalando gas, y haciendo informes innecesarios en Facebook. Aunque, en su favor, se ve mayor orden en la capital que en la vecina Villa de Álvarez. Por otro lado, Felipe Cruz, parece que no está enterado de nada. La Villa es un caos total.

Cínicamente, el ayuntamiento de Villa de Álvarez presume la reparación de unos juegos infantiles en un parque de la M. Dieguez, y la sanitización de otros, siendo que los parques deberían de permanecer cerrados.

Pueden dar un paseo por la Av. Benito Juárez, para que confirmar que la vida en la Villa transcurre como si nada.

Los cubrebocas.

Supuestamente los ayuntamientos (Colima y Villa de Älvarez) determinaron el uso obligatorio de cubrebocas en ambos municipios ¿Qué acciones conlleva esa obligación? No lo sé. Platicando con algunos empresarios me comentaron que no han recibido indicación de prohibir acceso a sus negocios por la falta de cubrebocas, y que si lo han hecho, ha sido por su propia iniciativa.

Los tianguis.

A pesar de ver en las páginas oficiales que han visitado X o Y tianguis para implementar medidas preventivas, la realidad es que he visto varios tianguis que operan como en cualquier otro año: todos amontonados, sin cubrebocas, ni mucho menos sanitización. Ningún control, pues.

La realidad.

La pandemia está desnudando a todo mundo, está destapando cloacas, exponiendo realidades. Sería ingenuo decir que gracias a la COVID-19, nos estamos dando cuenta de las carencias de todo tipo con que operan los gobierno de México, sin embargo, ha comprobado que nuestro sistema de gobierno no es capaz de funcionar coordinadamente ni en lo elemental.

La ruptura entre el gobierno federal y los gobiernos estatales se dio desde el día uno. Irónico es que esta crisis haya reavivado al federalismo, el cual, en México, no es símbolo de unión de los estados, sino respaldo de los mismos para echar en cara su autonomía.

En lo local, no fue necesaria una ruptura entre los municipios con el gobierno estatal, para que cada quien, ante la pandemia, hiciera lo que quisiera, como quisiera, como pudiera y con lo que tuviera. Y ya estamos viendo las consecuencias.